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«Este año ya tenemos garantizado un crecimiento de la cifra de negocio del 15%«, asegura Iñigo Segura, CEO de la compañía, al diario. El último objetivo que se había marcado la firma era el de que ese parámetro creciese en un 40%, pero el propio Segura reconoce a Crónica Vasca que «el objetivo en este momento es muy ambicioso» con los nubarrones económicos que acechan a Europa.

Sin embargo, los nubarrones que se prevén para el conjunto de la economía pueden ser, paradójicamente, la llave que desbloquee uno de los mayores problema : los altos precios de las materias primas. «Somos optimistas […] Estimamos una moderación de los costes de los suministros como ya se está viendo en el caso del cobre y del níquel«, declara a Crónica Vasca.

Todo lo que se reduzcan los costes por encima de la carga de trabajo serán buenas noticias para ZGR siempre que no llegue un parón total, «una reducción drástica», en cuyo caso el consejero delegado de la firma lo tiene claro: «La reducción de costes posiblemente no compensaría la reducción de ventas y el margen bruto seguiría viéndose afectado negativamente«.

• El impulso de las electrolineras
Ese optimismo ‘a priori’ de la compañía es el que ZGR también espera de 2023. Un año en el que la movilidad eléctrica debería dar un paso al frente ahora que tiene un modelo claro de transición y en el que la compañía quiere «aprovechar las oportunidades» que se van abrir en este segmento, donde se quiere «poner en valor» el know-how de la firma en sistemas de conversión de energía eléctrica.

Para transitar hacia ese modelo, ZGR ha decido apoyarse en Nicolás Correa. La compañía burgalesa y la vitoriana se han aliado para, apunta Segura, afrontar los «grandes retos» que va a suponer esta transición en la movilidad.