Las redes de telecomunicaciones han evolucionado a medida que han ido surgiendo nuevas tecnologías y las operadoras deben garantizar la coexistencia e interoperabilidad entre ellas, principalmente y dada su complejidad, con los sistemas de comunicaciones móviles.
Mientras que el 1G puso la tecnología móvil a disposición del gran público, el 2G hizo posible el envío de mensajes cortos (SMS), la portabilidad numérica y el roaming entre operadoras de diferentes países. Si bien el 3G permitió hablar y navegar al mismo tiempo, la llegada del 4G supuso una mejora sustancial de la velocidad (ancho de banda). Y con el 5G, las nuevas funcionalidades y la mejora de calidad de servicio están permitiendo desplegar servicios innovadores en sectores industriales (fabricación, energía, transporte o entretenimiento, entre otros). El próximo salto, el del 6G, representará todo un desafío tecnológico para las telecos porque será capaz de ofrecer una calidad equivalente a las redes de fibra óptica.
La evolución de la industria de las telecomunicaciones es una de las más reconocibles y exigentes. No sólo por las mayores posibilidades que ofrece a los usuarios con cada generación. Los avances regulatorios y los últimos estándares también determinan los cambios de un sector que, incorporando nuevas tecnologías y protocolos, gana en flexibilidad, pero también incrementa el grado de complejidad en todos niveles de la organización.
Los sistemas de los operadores que den respuesta a estos cambios tienen que ser ágiles y eficientes porque el sector se encuentra sometido a una presión de precios muy importante y no es sencillo monetizar las cuantiosas inversiones en tecnología o espectro, entre otros.
La gestión de las redes de las operadoras recae sobre los sistemas de soporte a la operación (OSS, por sus siglas en inglés). De ellos depende el servicio a los clientes; desde el inventario y la logística hasta el funcionamiento de una tarjeta SIM o un rúter. Son, por tanto, los sistemas más genuinos del sector y también los más sensibles a los avances que está trayendo consigo la evolución tecnológica.
Los nuevos estándares del sector caminan hacia modelos abiertos que favorecen la competitividad y la innovación. Esto se consigue desacoplando la funcionalidad de la red (el software) del hardware para poder recurrir a distintos fabricantes, con la consiguiente reducción de costes. Y el uso de redes privadas permite a las empresas disponer de conectividad móvil de calidad para uso exclusivo en sus propias instalaciones, como en una fábrica o en el fondo de una mina.
Las respuestas tecnológicas a estos distintos casos de uso vienen de la mano de nuevas soluciones digitales y requieren del conocimiento experto capaz de sacar el máximo rendimiento a las nuevas funcionalidades.
La SDN (red definida por software, por sus siglas en inglés), que permite separar el control del hardware de los elementos de la red, la NFV (virtualización de funciones de red, por sus siglas en inglés), que virtualiza las funciones de la red que pueden ser realizadas por diferentes nodos, o el OpenRAN (red de acceso abierta), rompen la tradicional cadena de valor que existía desde las últimas décadas, reduciendo la dependencia de los grandes fabricantes de equipos y facilitando una evolución más eficiente y sencilla.
La dificultad ahora se traslada, en gran parte, a garantizar la integración e interoperabilidad tras desacoplar software y hardware, un reto que precisa de socios integradores capaces de asegurar un modelo de extremo a extremo, asegurando los mismos niveles de calidad y de servicio preexistentes pero a menor coste global.
En Minsait, compañía tecnológica de Indra, han analizado el estado actual de los OSS para conocer todos los estándares e iniciativas con los que hacer frente a los requisitos del 5G, cada vez más sofisticados y complejos.
El escenario en constante evolución en el que se mueven las operadoras requiere el despliegue de redes 5G con las mencionadas SDN y NFV, con la incorporación del Open RAN (una red de acceso radio abierta), y con el aprovechamiento de la nube (con multiaccess edge computing), del open source (código abierto) y de la inteligencia artificial (con machine learning).
Al mismo tiempo, los OSS han de soportar la gestión de redes fijas y móviles y, cuando aterrice, del 6G, que convivirá con el resto de generaciones y que requerirá de los sistemas de soporte a la operación la capacidad de adaptarse a nuevas funcionalidades.
Según David Serrano Aranda, director OSS y Redes de Telco en Minsait, estas tecnologías y capacidades “permitirán reducir costes, mejorar la flexibilidad y eficiencia operativa y habilitar nuevos modelos de negocio. Pero también implican una transformación compleja y la necesidad de afrontar nuevos retos. Evolucionar hacia sistemas OSS de última generación requiere de un conocimiento experto para hacer frente a procesos complejos pero que, bien resueltos, capacitan a las operadoras para gestionar el presente y el futuro del sector”.
